Barcelona, el hogar de la emprendeduría femenina
En la ciudad catalana, las mujeres empresarias se unen. La asociación «Gendered Landscapes» ha abierto un espacio dedicado al coworking y la formación, conciliando con éxito feminismo y emprendimiento.
Soledad. Esta es la palabra que muchas mujeres emprendedoras utilizaron cuando se les pidió que describieran su experiencia al iniciar sus propios negocios. Dolores Arroyo, fundadora de la empresa de diseño de interiores BCN Feng Shui, trabajaba en la industria del gas cuando se quedó embarazada. La empresa en la que estaba no adaptó el trabajo a su condición, haciéndola trabajar turnos dobles, los fines de semana e incluso durante la noche. «Lo di todo y no había esperanza de prosperar y crecer», confesó durante una entrevista. Sin previo aviso, la empresa la despidió, dejándola enfrentarse al desempleo y la maternidad al mismo tiempo.
Pero esa experiencia no la derrumbó. Ella y un colega llevaban tiempo trabajando en un proyecto de interiorismo. Sacó lo mejor de la peor situación y utilizó su título en marketing para convertir ese proyecto en algo rentable. Les llevó tres años desarrollar la marca, ofreciendo proyectos gratuitos para darse a conocer al empezar. Todo iba bien, pero después de un tiempo, su colega acabó por no compartir su visión emprendedora y abandonó el proyecto. Ella prosperó, sola.
Marta León, una ingeniera química que fundó su propia marca de nutrición y salud hormonal femenina, también conoce esa soledad. «Al final, soy yo quien tiene la última palabra, por lo que la responsabilidad de cada decisión recae solo en mí. Y ese peso lo tienes que llevar sola», dijo durante una entrevista. Su motivación para convertirse en emprendedora no surgió por necesidad, sino por pura ambición personal. Estaba trabajando en un empleo monótono y repetitivo en una universidad de Madrid, mientras desarrollaba su formación en salud hormonal. El gran paso fue dejar su trabajo, mudarse a Barcelona y empezar su propia marca por su cuenta.
María Barranco es una emprendedora natural. Como la idealista que es, ha tenido la ambición, las habilidades y el coraje para dirigir pequeños negocios desde su juventud. Su primer proyecto, en 1997, se centró en ofrecer estrategias para mejorar la formación técnica de las mujeres en la industria del metal. En la empresa Seat, por ejemplo, las mujeres solían coser asientos, pero los sectores de metal eran solo para hombres. Y lo mismo sucedía en otras fábricas. «Una de las primeras cosas que hice con las trabajadoras en Braun fue convencer a una mujer para que levantara una carretilla», se rió.
El papel crucial de la Unión Europea
Tras esta experiencia, continuó formándose y trabajando como gerente en una empresa. Empresa que quebró en 2012. Después de la crisis financiera, ella y muchos otros se quedaron sin empleo. Tan observadora como era, reconoció exactamente lo que la empresa había hecho mal y comenzó su propio negocio en el mundo de la formación femenina, para ayudar a esa gran cantidad de mujeres desempleadas a reintegrarse al mercado. Con esto, y muchos otros pequeños emprendimientos más tarde, se ha convertido actualmente en la presidenta de la Asociación de Mujeres Emprendedoras, ASODAME.
Dolores, Marta y María son todas empresarias, sí. Pero también son madres, hermanas, esposas e hijas. Nadie pensaría que están solas, pero a menudo, compartir la carga de dirigir tu propio negocio con tus seres queridos no es suficiente. Así que las abruma esta paradójica sensación de soledad. Si tan solo hubiera un espacio donde las empresas dirigidas por mujeres pudieran converger y crear sinergias entre ellas… Excepto que sí lo hay.
«Queremos ser la mejor ciudad europea para las mujeres emprendedoras», afirmó María José Blanco Gutiérrez, Coordinadora del Grupo Local en Barcelona para el proyecto de la red de planificación de acciones URBACT, Gendered Landscapes.
Cuando URBACT llegó a esta parte de la costa mediterránea, buscaban formas de hacer la ciudad más segura para las mujeres. El programa de Cooperación Territorial Europea había viajado por todo el continente para co-diseñar planes de acción integrados con actores locales para enfrentar sus propios desafíos en materia de igualdad de género.
Se encontraron con Barcelona Activa, la agencia local de desarrollo del municipio, que pronto se convertiría en su socia en el proyecto. El emprendimiento femenino siempre ha sido un tema central para la agencia desde su fundación en 1986. En 2015, otro proyecto financiado por la UE llamado “Emma” eligió la Escuela de Mujeres Emprendedoras de Barcelona Activa para probar algunas nuevas iniciativas. Cuatro años después, se transformó en lo que es ahora: Lidera, el servicio de coaching, mentoría y networking para mujeres profesionales directivas o emprendedoras.
Con esa mentalidad y la financiación de la Unión Europea, Gendered Landscapes creó el hijo (o, deberíamos decir, hija) de Lidera: el Espai Lidera. Se trata de un espacio de coworking, con posibilidad de reuniones y networking exclusivamente para entidades que promuevan la carrera empresarial de mujeres profesionales. Incluye dos tipos de espacios: el principal, hecho para ser utilizado como sala de coworking, y el secundario, cuyo propósito es ser un espacio de formación. Actualmente, cuenta con la participación de 12 entidades diferentes. Pueden usar el espacio de manera flexible, con un mínimo de 15 horas a la semana para el coworking y 5 horas semanales para el destinado a la formación.
Las entidades pueden utilizar los espacios de forma gratuita, pero a cambio, deben organizar dos actividades anuales que permitan a las entidades trabajar juntas e iniciar algo que sea de utilidad en el ámbito profesional. La última actividad anual tuvo lugar el 22 de abril, un día antes de Sant Jordi y el día nacional del libro. ASODAME, en colaboración con otras 3 entidades de Espai Lidera, organizó una celebración en uno de los espacios más atractivos de Barcelona Activa: el Cibernarium. Invitaron a trece autoras para que explicaran su experiencia al convertirse en escritoras y compartieran su sabiduría sobre sus respectivos campos.
Sin embargo, como deseaba Cristina Pacheco, la actual directora de proyectos de emprendimiento colectivo, les gustaría dar una «subvención a esas entidades por sus actividades y servicios profesionales al servicio y promoción del proyecto en sí, para que no quede solamente como una tarea voluntaria». Y aunque admite que su espacio y personal de recursos humanos es limitado, su impacto en la comunidad profesional es indudablemente efectivo.
Al final, tanto el espacio de coworking, ideal para el uso diario, como las actividades exclusivas anuales, permiten a las entidades converger y transformarse en un lobby. Al reunir a esas entidades feministas de diferentes ramas profesionales, se adquiere la interseccionalidad necesaria para exigir sus necesidades compartidas como agentes en las políticas laborales del municipio, ya que comparten el mismo objetivo: la igualdad de género.
Pero, ¿por qué proyectos como Gendered Landscapes se interesan en el emprendimiento?
El acto de emprender es un desafío en sí mismo. Iniciar tu propio negocio puede parecer ilusorio y desalentador. «Tienes que crear algo lo suficientemente avanzado para que sea nuevo, pero no demasiado para que nadie te siga», expuso la experimentada María Barranco. También afirmó que es un proceso frustrante, ya que muy a menudo las grandes empresas absorben a las recién fundadas y el éxito nunca está garantizado. Convirtiendo el emprendimiento en una especie de salto al vacío sin saber qué habrá bajo el acantilado.
Es cierto, emprender no es fácil. Pero sigue siendo altamente necesario. ¿Y por qué es eso? Muy simple: los emprendedores generan ideas, un flujo de innovación. Aportan al mercado una frescura de evolución que las multinacionales no pueden ofrecer debido a sus dinámicas protocolizadas, que limitan su comportamiento y posibilidad de innovación.
Para prosperar en el mundo extremadamente competitivo del emprendimiento, según explican las emprendedoras, la clave es tener confianza en uno mismo y en lo que vendes. La búsqueda de financiación exige presentaciones persuasivas y una determinación inquebrantable. Y, como expuso María Barranco, «históricamente, se ha enseñado inconscientemente a las mujeres a dudar de sí mismas, a no verse capaces, a pensar que tienen que trabajar mucho más para llegar a su objetivo». Ese tipo de síndrome del impostor descrito por la presidenta de ASODAME es una de las razones por las que es necesario implementar proyectos como estos.
Tendencia alentadora
Y, hasta ahora, ¿cómo ha evolucionado la situación general para las mujeres empresarias?
En Cataluña, según su Instituto de Estadística, en el año escolar 2021-2022, el 57.77% de los estudiantes graduados eran mujeres. Y los números eran muy similares entre los estudiantes que solicitaban estudios superiores, con un 55.74% de ellos de población femenina. El porcentaje de mujeres empresarias con un máster o un doctorado es ligeramente superior al de los hombres. Y, sin embargo, a pesar de esta mayoría en la educación, los hombres siempre habían ocupado los puestos de alta dirección. Hasta ahora.
Según el último informe del Global Entrepreneurship Monitor (GEM) de 2022-2023, en España la tasa de emprendimiento entre hombres y mujeres se ha estabilizado, gracias al aumento de la participación femenina. En 2021, estos dos géneros equilibraron las estadísticas, y en 2022 el porcentaje confirmó el fenómeno, aumentando la tasa de emprendedores al 6% de la población.
Además, las empresas están experimentando un aumento en sus capacidades de globalización, incluidas las lideradas por mujeres. A diferencia de años anteriores, ya no muestran reticencias a liderar proyectos orientados a mercados externos. Esto representa un incremento en esa orientación económica internacional de las emprendedoras.
El informe también mostró diferencias entre los tipos de negocio de hombres y de mujeres. Las mujeres tienden a tener iniciativas que causan un impacto social y ambiental directo, con sus servicios afectando directamente al consumidor final. Mientras que el emprendimiento masculino se centra principalmente en industrias tecnológicas. En ese sentido, muestra que las empresarias apuntan a empresas que puedan tener un impacto directo en el mundo, por encima de acumular riqueza, que suele ser el principal objetivo de los empresarios.
Sería presuntuoso extrapolar estos resultados y relacionarlos con el proyecto Gendered Landscapes de URBACT, ya que no hay evidencia de que un proyecto regional dentro de un solo municipio pueda afectar las estadísticas nacionales. Pero es evidente que, junto con el aumento espontáneo de la participación de las mujeres en asuntos emprendedores, servicios de apoyo como Lidera y el Espai Lidera ciertamente ayudan a igualar el panorama.
Emprender es un viaje implacable a través de un mar de desafíos, donde cada ola pone a prueba la determinación de la intrépida navegante. Desde el nacimiento de la empresa, las emprendedoras lidian con la incertidumbre, navegando por las agitadas aguas de las fluctuaciones del mercado y la feroz competencia. Los recursos limitados las obligan a desempeñar múltiples roles, haciendo malabares con una miríada de responsabilidades. Con la colaboración de Barcelona Activa, Barcelona es ahora una de las ciudades más seguras para las mujeres profesionales y emprendedoras.